Entre 2 Dos

Despega con éxito el primer prototipo del avión hipersónico del futuro: batirá al SR-71 Blackbird

Avión hipersónico


Hermeus trabaja contra el reloj. En solo doce meses transformó diseños en papel en el Quarterhorse Mk1, un prototipo no tripulado que despegó el 27 de mayo desde la Base Edwards en California. No batió récords —ni siquiera alcanzó la velocidad del sonido— pero cumplió su objetivo: demostrar que una aeronave concebida para volar a Mach 5 puede despegar y aterrizar intacta.

 El vídeo de la prueba muestra una  ascenso convencional, breve vuelo controlado y aterrizaje suave sobre el lecho seco del lago Rogers.

El vídeo de la prueba muestra una secuencia sencilla: ascenso convencional, breve vuelo controlado y aterrizaje suave sobre el lecho seco del lago Rogers.

Paso a paso

Este dron de líneas angulosas, con acabado exterior rudimentario lleno de remachs, encarna la filosofía de "hardware richness" de Hermeus: fabricar prototipos rápidos aunque imperfectos. "Redefinimos el ritmo de desarrollo aeronáutico", afirma AJ Piplica, su consejero delegado. Impulsado por un motor General Electric J85 —idéntico al de los entrenadores T-38 Talon de la Fuerza Aérea estadounidense—, el vuelo validó sistemas críticos: controles de vuelo, software, aviónica, gestión térmica y hasta el mecanismo de autodestrucción para emergencias.

Tras el Mk1 llega la prueba decisiva: el Quarterhorse Mk2. Actualmente en ensamblaje en Atlanta, con dimensiones similares a un caza F-16, incorporará un motor Pratt & Whitney F100. Su meta es alcanzar Mach 3 —tres veces la velocidad del sonido— antes de finales de 2025. Pero el salto cualitativo corresponde al Mk3. Ese modelo intentará batir el récord del SR-71 Blackbird (3.529 km/h vigente desde 1976) y probará una transición crucial: cambiar en vuelo de turbina convencional a estatorreactor.

Aquí reside el desafío técnico. Un estatorreactor es un motor sin turbinas que comprime el aire mediante su propia geometría aerodinámica. Solo funciona a velocidades extremas (Mach 3+), pero es inútil para despegues. Por ello Hermeus desarrolla un motor de ciclo combinado (TBCC): fusiona ambos sistemas. La turbina opera a bajas velocidades; el estatorreactor entra en acción cuando el aire entra a presión crítica en las toberas.

Detrás hay 60 millones de dólares de la Fuerza Aérea de EE.UU. Buscan aplicaciones militares: transporte ejecutivo hipersónico y aviones de reconocimiento que no se puedan interceptar. "La promesa del vuelo hipersónico rutinario es emocionante", afirma el general Scott Cain. Pero los obstáculos técnicos son formidables. Ningún material actual resiste durante minutos el calor de Mach 5, velocidad donde el aire se ioniza formando plasma.

También habrá que resolver el problema de tener una aerodinámica estable a velocidades donde el aire se comporta como plasma. Y por último estará la fiabilidad de unos motores que deberán operar en regímenes físicos extremos, como los del SR-71 Blackbird, un avión que parecía que se derretía cuando aterrizaba. La propia Hermeus reconoce que el Mk3 —el primero destinado a romper el récord— aún está muy lejos. Pero creen que se puede hacer y están en ello.